de Casper Uncal
Nada lejos del país donde los muertos
Amenazan al incauto caminante
Hace acopio en su morada el Nigromante
De la escrita voz que dejan los expertos
Ya no queda un anaquel, no queda estante
Donde quepa otro volumen de su ciencia.
Él agota su memoria y su paciencia
Con los libros donde aprende oscuras
artes.
Si destaca en Ciudad Pueblo su
apariencia
Es tan sólo por su estricta vestidura:
En verano o en invierno, siempre oscura,
Es la túnica que anuncia su presencia.
Una dama de pálida hermosura,
Cual Perséfone en negra primavera,
Es su joven y enlutada compañera,
La terrena distracción de sus lecturas.
Es por ella que, buscando la escalera
Que desciende a la región de lo
siniestro,
Nos halló dentro del Templo que ahora es
nuestro
Y pidió usar nuestra ayuda en su tarea…
No hay comentarios:
Publicar un comentario