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jueves, 20 de marzo de 2014

PISÉ MIERDA

de Iván Galvani

Pisé mierda.
Justo en la puerta de mi casa, ¿qué hice? Pisé mierda. Mierda pisé. ¡Justo en la puerta de mi casa vengo a pisar! Un cacho así de mierda. Justo en la entrada pisé, dos pasos me faltaban, dos me faltaban no más. Pero no, veinte cuadras caminando al pedo por dos pasos. Caminando ¿para qué? Para terminar pisando mierda. Pisando mierda en la entrada. En la entrada de ¿qué? De mi casa. De mi casa entendés. A mí, a mí en mi propia casa. En mi propia casa pisando mierda de todos los pelotudos a mi...
Veinte cuadras al pedo. Te venís cuidando las treinta cuadras, las cuarenta cuadras te venís cuidando cuando caminás. Te cuidás del pelotudo que dobla cuando vas caminando porque hoy maneja cualquiera, cualquier pelotudo maneja, cualquier mina anda manejando y dobla. Hay cada boludo en la calle, y uno caminando y encima llovía. Llovía y te tenés que andar cuidando de las baldosas de mierda que están flojas. Las baldosas flojas de mierda que las pisás y te mojás el ojete para la mierda. Qué mierda les importa si llegás sucio al trabajo. Total, si llegás sucio a tu casa no le importa una mierda. Cuidate vos solito hermanito. Cuidate vos no más, los argentinos somos todos iguales, todos iguales somos, todos vivos, a nadie le importa un carajo de nada solo ellos mismos les importa. Y sabés lo que les importa, les importa no poner dos pesos de mierda y arreglar una baldosa, ni para la baldosa les importa, porque cuánto puede salir una baldosa de mierda. Se la pago yo se la pago. Pero no se las pagan porque se la gastan en chupe. En asado se la gastan. Y dejan mierda tirada en la calle. Mierda en la calle tirada, porque tienen perro y no le juntan la mierda. La mierda con la palita no se la juntan. O andá a saber si no será mierda de ellos, porque me dijeron que hacen mierda en la calle también. Y si es del perro y no le juntan la mierda, para qué mierda tienen perro. Para que les traiga el diario tienen el perro. Porque ni eso quieren hacer, y después tienen hijos. Hijos que le traigan el diario y que le cuiden el perro. Y así viven. Y a los hijos se los cuida el perro se los ciuda. Porque ellos no cuidan una mierda. Cuidan al diario no más.
Y yo, que tuve un día de mierda y vengo todo el camino cuidándome de la baldosa y de no pisar mierda qué hago: piso mierda. Pero tambien cómo mierda te podés andar fijando. Si hay minas manejando, si hay agua en la baldosa de mierda... Encima mierda mojada. Porque si fuera mierda seca todavía. Te la limpiás de un toque, pero mojada te la frotás y te llenás de mierda. De la suela hasta el ojete te llenás. Te queda el ojete verde de mierda, como a las vacas, te queda.
Aparte todas las veredas para la mierda. No hay una vereda de mierda que no esté para la mierda. Pero salvo ¿cuándo? Cuando te querés limpiar. Aaaah cuando te querés limpiar la mierda no hay una puta vereda de mierda que tenga una mierda de pasto. Porque en la baldosa no sale la mierda. Áh, y si no por qué los perros cuando se andan frotando se andan frotando en el pasto. No se frotan en la baldosa se frotan en el pasto. O acaso viste a un perro frotándose en la baldosa alguna vez. No. Y no es porque le arde más el culo en la baldosa, es porque en la baldosa la mierda no sale. La baldosa es de grafito y el grafito es inmune a la mierda. No si la naturaleza es sabia, por algo el perro se frota en el pasto, la naturaleza es sabia, hay que mirar a los perros, hay que hacerles más caso.

Pero de religión y de política, mejor no hablemos.

TODO A MEDIAS

de Iván Galvani

Ahora existe la costumbre de hacer todo a medias.
He visto dividir una factura en mitades, y esas mitades en otras mitades, y a su vez esas en otras tantas, y así hasta dividirla varias veces. De seguir la misma tendencia, alguna vez se llegará a dividirlas hasta el infinito, y cada una de las partes de esa división será invisible a los ojos, y podrá ser vista solamente con potentes microscopios, siendo su valor calórico todavía incalculable. Diminutísimamente incalculable. No se necesitarán elementos de alta tecnología para dividir. Es impresionante lo que puede hacer la gente con un cuchillo o con una calculadora. (Porque no siempre se trata de dividir materia. Se divide todo, ya van a ver.)
He visto un alfajor, cuya tapa es bastante dura, ser dividido en ocho, como una pizza. Y juntar las migas que salen desgarradas de algún fragmento, y cuidadosamente reponerlas en el lugar desde donde se desprendieron, para luego ser nuevamente despedazadas en sendas bocas.
En realidad al decir como una pizza, hay que decir como una pizza de las de antes. Porque si ahora un alfajor se divide en ocho, imaginen en cuánto se divide una pizza. O mejor dicho, la última porción. Porque cuando se trata de porciones de pizza, así como de facturas, no se suelen subdividir todas las partes. El procedimiento se realiza siempre con la última. Alguien toma una mitad, y sin dividirla, hace lo que tiene que hacer con ella. La come. Pero la otra mitad se sigue subdividiendo. Luego la primera mitad de esa mitad (que ya fue dividida dos veces) se toma como está. Pero la otra… Y así sucesivamente. Y así sucesivamente. Y así sucesivamente.
He visto gente tomar un tramontina y dividir un maní cuatro veces. La primera división es fácil, y hasta se hace casi naturalmente, porque el maní ya tiene una fisura en la mitad. Es cuestión de tomarlo entre el pulgar y el índice de la manera correcta, y presionar. El mani queda dividido. Pero yo he visto tomar una de esas mitades y dividirla nuevamente en dos con un cuchillo. Igual que con las facturas, quien lo hace suele tomar una de las mitades, y dejar la otra para que otro la tome. Pero éste último no la toma “completa” (o sea la mitad completa que había quedado) sino que a su vez toma esa parte, la divide y toma una de las nuevas mitades.
Alguno dirá, ¿y qué pasa con la última? O mejor dicho, ¿cuándo se llega al fin de todo este proceso? La división en mitades de una cosa es por definición infinita pero el tiempo de la gente no, y en algún momento la gente se tiene que ir o se cansa. ¿Qué hacen entonces?
La verdad la verdad, es que no se sabe. Nadie sabe dónde va a parar ese último fragmento, producto de dividir algo una n cantidad de veces, que queda cuando todos se fueron. Lo único que se sabe a ciencia cierta es que siempre queda un último fragmento. Lo que varía es su tamaño, dependiendo de cuántas veces haya sido dividido. ¿Qué hace con él la última persona que se va del lugar? Una incógnita. Se dice que por algo la gente no lo quiere decir, que algo raro habrá. Pero yo creo que ni saben, ni se dan cuenta de lo que pasa. Y así el destino de cada último fragmento permanece en un absoluto misterio.
Claro ustedes dirán, se trata solamente de que la gente tiene vergüenza de comer el último fragmento o que a causa de la obsesión contemporánea por la dieta, divide la comida en mitades porque así le parece que come menos, aunque después se termine comiendo cuatrocientosveintiocho mitades y submitades.
Pero si fuera eso solamente, ¿por qué ahora los partidos de básquet se dividen en cuartos, mientras que antes se dividían solamente en mitades? Y estoy seguro que en un futuro no muy lejano, se van a dividir en octavos, y después en dieciseisavos y así hasta que las divisiones sean tan pequeñas que ni siquiera alcance para hacer una jugada. Pero no va a importar. Se buscará cómo hacer jugadas más rápidas o cómo cambiar las reglas para que las jugadas sean más cortas. No va a parar el proceso divisorio.
Eso indica que es una tendencia más amplia, y que abarca no solamente a la comida, (incluso ya vienen galletitas con marcas de puntos para poder ser divididas en mitades) sino también a los deportes y a algunos partidos de izquierda. Y dicen los expertos que cada fragmento de papel higiénico que cortamos por la línea punteada, corresponde a sucesivas divisiones en mitades, y la cantidad de segmentos que tiene un rollo corresponde a 2, elevado a alguna enésima potencia.

¿Qué puede hacer uno ante eso? Ser hombres y mujeres de nuestra época. Así, siguiendo las tendencias, y subiendo al tren de la historia, yo también hago todo a medias. Dejo cosas sin hacer, proyectos sin terminar y compromisos cumplidos más o menos. Pero eso si, como me lo tomo en serio, me encargo de dividir a medias cada fragmento que me falta de hacer. Primero hago la mitad de las cosas, en otro momento agrego una cuarta parte, es decir la mitad de la mitad que me falta, y asi. De modo que, incluyendo a este texto, no termino nunca nada, pero a esto lo tengo ahí… casi casi… casi casi…