de Daniel Schechtel
(se abre el libro)
Había una vez un
joven que se sentó en el banco de un parque, abrió un libro y se dispuso a leer
un cuento que decía:
"había una vez
un joven que se sentó en el banco de un parque, abrió un libro y se dispuso a
leer un cuento"
y el joven miró a su
alrededor por si acaso alguien se estuviera riendo de él, y retomó su lectura:
"había una vez
un joven que se sentó en el banco de un parque, abrió un libro y se dispuso a
leer un cuento que decía había una vez un joven que se sentó en el banco de un
parque, abrió un libro y se dispuso a leer un cuento y el joven miró a su
alrededor por si acaso alguien se estuviera riendo de él"
y acá se sobresaltó tanto que emitió un
silbido de sorpresa y admiración que una joven oyó unos pasos más allá, y
retomó su lectura:
“Había una vez un joven que se sentó en el banco
de un parque, abrió un libro y se dispuso a leer un cuento que decía: había una
vez un joven que se sentó en el banco de un parque, abrió un libro y se dispuso
a leer un cuento y el joven miró a su alrededor por si acaso alguien se
estuviera riendo de él, y retomó su lectura: había una vez un joven que se sentó en el banco
de un parque, abrió un libro y se dispuso a leer un cuento que decía había una
vez un joven que se sentó en el banco de un parque, abrió un libro y se dispuso
a leer un cuento y el joven miró a su alrededor por si acaso alguien se
estuviera riendo de él, y acá se sobresaltó
tanto que emitió un silbido de sorpresa y admiración que una joven oyó unos
pasos más allá”
Entonces se le pusieron los pelos de punta,
porque el libro adivinaba todo. Con curiosidad y algo de miedo, reinició su
lectura:
“Había una vez un joven que se sentó en el banco
de un parque, abrió un libro y se dispuso a leer un cuento que decía: había una
vez un joven que se sentó en el banco de un parque, abrió un libro y se dispuso
a leer un cuento y el joven miró a su alrededor por si acaso alguien se
estuviera riendo de él, y retomó su lectura: había una vez un joven que se sentó en el banco
de un parque, abrió un libro y se dispuso a leer un cuento que decía había una
vez un joven que se sentó en el banco de un parque, abrió un libro y se dispuso
a leer un cuento y el joven miró a su alrededor por si acaso alguien se
estuviera riendo de él, y acá se sobresaltó
tanto que emitió un silbido de sorpresa y admiración que una joven oyó unos
pasos más allá. Entonces se le
pusieron los pelos de punta, porque el libro adivinaba todo”
y el joven levanto la vista sin poder creerlo y
se le escapo un "la que lo tiro" y se percato de que la chica también
estaba leyendo sentada en el otro banquito y se obligo a retomar la lectura:
“Había una vez un joven que se sentó en el banco
de un parque, abrió un libro y se dispuso a leer un cuento que decía: había una
vez un joven que se sentó en el banco de un parque, abrió un libro y se dispuso
a leer un cuento y el joven miró a su alrededor por si acaso alguien se
estuviera riendo de él, y retomó su lectura: había una vez un joven que se sentó en el banco
de un parque, abrió un libro y se dispuso a leer un cuento que decía había una
vez un joven que se sentó en el banco de un parque, abrió un libro y se dispuso
a leer un cuento y el joven miró a su alrededor por si acaso alguien se
estuviera riendo de él, y acá se sobresaltó
tanto que emitió un silbido de sorpresa y admiración que una joven oyó unos
pasos más allá. Entonces se le
pusieron los pelos de punta, porque el libro adivinaba todo. Con curiosidad y
algo de miedo, reinició su lectura: había una vez un joven que se sentó en el
banco de un parque, abrió un libro y se dispuso a leer un cuento que decía:
había una vez un joven que se sentó en el banco de un parque, abrió un libro y
se dispuso a leer un cuento y el joven miró a su alrededor por si acaso alguien
se estuviera riendo de él, y retomó su lectura: había una vez un joven que se sentó en el banco
de un parque, abrió un libro y se dispuso a leer un cuento que decía había una
vez un joven que se sentó en el banco de un parque, abrió un libro y se dispuso
a leer un cuento y el joven miró a su alrededor por si acaso alguien se
estuviera riendo de él, y acá se sobresaltó
tanto que emitió un silbido de sorpresa y admiración que una joven oyó unos
pasos más allá. Entonces se le
pusieron los pelos de punta, porque el libro adivinaba todo, y el joven levanto
la vista sin poder creerlo y se le escapo un "la que lo tiro" y se
percato de que la chica también estaba leyendo sentada en el otro banquito y
que había levantado la cabeza sorprendida”
y acá el muchacho abrió los ojos como dos
platos y se quedo duro, sintiendo los ojos de la joven que lo penetraban desde
el costado. Así que se concentro e intento releer:
“Había una vez un joven que se sentó en el banco
de un parque, abrió un libro y se dispuso a leer un cuento que decía: había una
vez un joven que se sentó en el banco de un parque, abrió un libro y se dispuso
a leer un cuento y el joven miró a su alrededor por si acaso alguien se
estuviera riendo de él, y retomó su lectura: había una vez un joven que se sentó en el banco
de un parque, abrió un libro y se dispuso a leer un cuento que decía había una
vez un joven que se sentó en el banco de un parque, abrió un libro y se dispuso
a leer un cuento y el joven miró a su alrededor por si acaso alguien se
estuviera riendo de él, y acá se sobresaltó
tanto que emitió un silbido de sorpresa y admiración que una joven oyó unos
pasos más allá. Entonces se le
pusieron los pelos de punta, porque el libro adivinaba todo. Con curiosidad y
algo de miedo, reinició su lectura: había una vez un joven que se sentó en el
banco de un parque, abrió un libro y se dispuso a leer un cuento que decía:
había una vez un joven que se sentó en el banco de un parque, abrió un libro y
se dispuso a leer un cuento y el joven miró a su alrededor por si acaso alguien
se estuviera riendo de él, y retomó su lectura: había una vez un joven que se sentó en el banco
de un parque, abrió un libro y se dispuso a leer un cuento que decía había una
vez un joven que se sentó en el banco de un parque, abrió un libro y se dispuso
a leer un cuento y el joven miró a su alrededor por si acaso alguien se
estuviera riendo de él, y acá se sobresaltó
tanto que emitió un silbido de sorpresa y admiración que una joven oyó unos pasos
más allá. Entonces se le pusieron
los pelos de punta, porque el libro adivinaba todo, y el joven levanto la vista
sin poder creerlo y se le escapo un "la que lo tiro" y se percato de
que la chica también estaba leyendo sentada en el otro banquito y que había
levantado la cabeza sorprendida y acá el muchacho abrió los ojos como dos
platos y se quedo duro, sintiendo los ojos de la joven que lo penetraban desde
el costado. Así que se concentro e intento releer, y ella se acercó y se sentó
a su lado, sonriendo, y dijo: "el mío decía "y leyó y leyó y leyó y
leyó y leyó" hasta que vos lo interrumpiste. El muchacho, que leía todo
esto, se sonrojó de vergüenza y ella lo palmeó suavemente en el hombro y le
preguntó: "¿Vamos a vivir nuestra historia sin leerla?" Entonces el
joven decidió-”
(se cierra el libro)
No hay comentarios:
Publicar un comentario