de Gastón Julis
Como un
perro sin dueño ladrando su tristeza
Como el vino
de misa derramado en la mesa
Como una
puerta abierta que da hacia mi alma
Como un dedo
acusante que apunta como un arma
Como la luna
llena empapada de llanto
Como un cura
que duda entre diablos y santos
Como un rezo
que reza implorando clemencia
Como un loco
atrapado en su propia demencia
Como la
noche negra, que ilumina a la muerte
Como el
pobre suicida entregado a su suerte
Como un velo
rasgado por la furia del viento
Me hace
odiarme a mí mismo el sentir lo que siento
Como el vacío
que deja el adiós a un amigo
O la triste
nostalgia por el tiempo perdido
Como un
espejo roto que refleja mi vida
Como un
preso que espera y prepara su huida
Como un
disco rayado se repite mi historia
Y por más
que te ahuyento, volves a mi memoria
Y aunque
intente y persista no consigo olvidarte
Pues
prefiero el olvido a tener que no amarte
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