de Ezequiel Miraglia
La
verdad que la respuesta certera no la tengo,
solo escribo porque lo siento.
Tampoco se si lo hago bien o lo hago mal.
Solo escribo.
solo escribo porque lo siento.
Tampoco se si lo hago bien o lo hago mal.
Solo escribo.
De
alguna que otra falta de ortografía me doy cuenta,
otras quedan plasmadas en la palabra.
otras quedan plasmadas en la palabra.
Igual
escribo y sigo escribiendo. .
El
lugar de mi cabeza en donde se desarrolla la escritura es un gran laberinto.
En el hay palabras dispersas por todos los senderos.
En el hay palabras dispersas por todos los senderos.
Palabras
con las que me voy a cruzar en su ir y venir.
Una
vez emprendido el camino comienza el juego con su gran desafió;
hay veces en que las palabras no aparecen fácilmente, y es ahí donde debo buscar.
hay veces en que las palabras no aparecen fácilmente, y es ahí donde debo buscar.
Por
más de que busque y no encuentre,
y a su vez la búsqueda ya exprese sus síntomas de cansancio no puedo agarrar cualquiera que se me cruce.
Muchas veces no es fácil;
pero con el tiempo,
aquel que se hará evidente en la cantidad de hojas que manche con tinta,
la palabra adecuada se siente.
y a su vez la búsqueda ya exprese sus síntomas de cansancio no puedo agarrar cualquiera que se me cruce.
Muchas veces no es fácil;
pero con el tiempo,
aquel que se hará evidente en la cantidad de hojas que manche con tinta,
la palabra adecuada se siente.
En
todas las metas de los diferentes caminos se encuentra el sentimiento,
pero no aún así en los atajos
pero no aún así en los atajos
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