de Casper Uncal
Entre todas las estrellas, las del Norte
Él prefiere porque son las más famosas:
El Cangrejo, el Escorpión, o las dos
Osas,
Y cualquiera a la que Grecia dio algún
nombre.
No es que entienda la precisa matemática
Que regula el recorrido de una estrella.
A él lo ciega el brillo, el mito y la
leyenda
De los astros que eran héroes en el
Ática.
Ya sea Orión, o los Gemelos, o el Centauro,
Cada monstruo o semidiós que está en el
cielo,
Queda fijo en el recuerdo de este griego,
Que lo atlético o político hace a un
lado.
Y nosotros consultamos al Heleno
Si queremos saber algo de una estrella
Cada nombre y cada historia, su cabeza
Nos aclara, como un nuevo Ptolomeo.
Aunque es cómodo y prefiere algún
carruaje
Cuando sale a ver estrellas, ya bien
tarde,
Yendo a pie es la última imagen que de
él tengo,
Bien provisto de un farol, mirando el
cielo:
Como un fósforo el farol se le apagaba
(Mientras brilla arriba suyo el
firmamento)
Distraído fue acercando sus pisadas
Demasiado al territorio de los muertos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario