martes, 26 de agosto de 2014

El fin del mundo, principio de todo


 de Camila Castaños

La vida es un viaje en paracaídas y no lo que tú quieres creer.
Vicente Huidobro

Ahí,
justo en esa dirección se perdió la bella
y la bestia solo disfrutaba al verla caer,
en el juego que él mismo había ingeniado.

En paisajes tan fríos que generan el apocalipsis mundial,
ahí me fui a volar un rato,
a imaginar historias,
a no aceptar hechos tan palpables
como borracheras en vinos de mala muerte.

Ha sido para la bella un suicidio irreparable e incontrolable,
mientras la bestia solamente sigue volando,
despidiéndose de una ciudad que no le pertenece,
se deja llevar por el vaivén de la conversación
que quiso encontrar en toda su vida,
sin querer coquetea con lo inconsecuente de su discurso,
del que la beata abstinencia se ríe,
y me sonríe en la comisura de la peca del labio inferior.

A la bestia le aterra afrontar lo que ha evitado en 30 años
o quizás mucho antes de que viviésemos.


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