de Camila Castaños
Ya
es hora de reaccionar contra lo que
nos ofende y nos doblega autoritariamente.
Conde
de Lautréamont
Suena
Patti…
A
lo lejos,
una
chica,
la
morocha tímida
inhala
nicotina,
trazando
miradas al Uruguay.
Dos
compañeros se observan con cara de amor,
se
tocan ellos,
ellos
son lenguaje,
su
cuerpo habla por ellos,
ellos
son lo abyecto
en
el nombre del padre,
de
la madre que los parió,
del
Vaticano y de las vírgenes nunca tan castas.
Ellos
tienen una luz,
que
ni los machos que joden a sus compañeras de vida,
los
reyes que hacen de su pasatiempo aniquilar animales
o
exterminar a gente en el Congo Belga,
la
luz que nunca podrán tener quienes irrumpen la Patagonia,
el
amor que jamás sentirán los fanáticos religiosos
ni
los amantes de Franco o Fidel.
Banderitas
rojas o crucecitas en nombre de dioses
fascistas
represores,
si
tu revolución cargará con muertos o torturados,
ya
no me interesa.
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